lunes, 7 de septiembre de 2009

“Y Bruckner nos llevó a la Selva Negra….”

A la una de la mañana del domingo 9 de agosto, ya lunes, llegamos a Maria Lindenberg Pilar López Novales, Charo y yo. El camino se nos hizo más corto gracias a que Lucian vino a recogernos al autobús de Freiburg con una suculenta-pizza-fría que nos tomamos las 3 en mi habitación.
Como era la primera vez que visitaba estos parajes, a la mañana siguiente, decidí darme un corto paseo antes de ir a desayunar. Cual fue mi sorpresa al descubrir que un frondoso, verde y húmedo paisaje me rodeaba, con aislados núcleos de casas floreadas: estaba en el corazón de la Selva Negra.
Para estas vacaciones musicales en St Peter, mucha gente vino cruzando media Alemania desde el encuentro internacional en Weimar de finales de julio. También se unieron al seminario amigos de ultramar como Marcela, colombiana, Guadalupe y Jaime de México, José Ramón, venezolano y Ludmila, de Argentina. De Italia, nos acompañó Tania.
Enseguida empezamos el trabajo musical con la vida, encuentros y desencuentros de Richard Wagner y sobre todo sus óperas: fragmentos de Tannhausser, El Holandés errante, Parsifal y más afondo Tristán e Isolda y Lohengrin, guiados por Gebhard y Lucian. Hubert nos presentó un excelente resumen del Anillo del Nibelungo: gracias a sus divertidos pictogramas pude por fin entender la complicada trama de las 4 óperas.

En la tarde libre del martes, nos fuimos Charo y yo con la simpática familia de Diana, Felipe, su marido, Arturo y Álvaro sus hijos, a conocer Freiburg. El destino musical nos guiaba y acabamos aparcados en la “Mozartstasse” (hay constancia fotográfica de ello). Paseamos por la cuidad toda la tarde donde las agradables y cuidadas calles peatonales invitan a perderse. Vimos representaciones teatrales, canales y la impresionante catedral. En una tienda compré una simpática marioneta de caracol que decidí bautizar como Ludwig (y mis hijas me preguntan varias veces al día: ¿cómo dices q se llama el caracol mami?).
El seminario de Bruckner fue intenso: con Gebhard trabajamos el 1º movimiento de la 8ªsinfonía, y con Lucian el 3º de la 7º sinfonía. Hubert nos esbozó las múltiples variaciones que compuso Bruckner de algunas de sus sinfonías, modificaciones que realizaba con el fin de que su música tuviera mejor aceptación por parte de la crítica y oyentes de su época.
El tiempo libre que nos quedaba lo aprovechamos para dar largos paseos por las verdes colinas y frondosos bosques en las proximidades de la residencia, hasta St Peter. Y dicen las malas lenguas que algunas, en uno de esos paseos por el bosque, se perdieron, pero no daré nombres para evitar represalias. Y es que no nos faltó de nada, ni el acostumbrado follón que armamos los españoles a la hora de decidirnos: no es tarea para dilitantes averiguar ¿Cuántos se quedan a cenar esta noche? Que levanten la mano de nuevo, por favor…Otro recuento más y morimos en el intento.
La tarde libre del jueves la pasamos en St Peter. Habíamos convencido a Lucian para que nos consiguiera una visita guiada a la Abadía y a su biblioteca. La impresión fue mayúscula al contemplar la sala ricamente ornamentada y decorada al detalle con motivos florales y frutales, conteniendo más de 17.000 tomos de tratados de teología.
Después realizamos las obligadas compritas de recuerdos en la tienda de la plaza, incluso hubo quién se llevo de recuerdo pan alemán (de esto no hay testimonio gráfico).
Nos fuimos luego a probar las famosas tartas alemanas. Con el café nos trajeron unas galletitas en forma de hoja y Carmen Magariños le pidió a Margarita de Venezuela que nos contara, o si fuese preciso, se inventara la historia de dichas galletas: resultó ser un divertido cuento ítalo-alemán que yo posteriormente conté a mis hijas. Como no recordaba el nombre de los 2 niños protagonistas de la historia, decidí que fueran Antón y Richard en honor a nuestros compositores en estudio. El momento fue delicioso. Allí estábamos Rosa, Charo, Pilar García, Carmen Magariños, MariLó, Marcela de Colombia y yo, escuchando boquiabiertas la poderosa imaginación e improvisación de Margarita. Bueno, alguna, la boca más que abierta la tenía llena de pastel de chocolate (de esto sí hay registro gráfico).
Justo antes de acudir a la barbacoa a la que estábamos invitados por los profesores en la escuela de Musicosophia, ocurrió un hecho insólito en St Peter: unos cuantos españoles y otros pocos americanos llevaron a cabo La Procesión de Las Petunias, y es que Charo y Marcela de Colombia llevaron con un banzo al hombro un hermoso conjunto floral, siendo acompañadas de Saetas, vítores y otras marchas de Semana Santa. Como os podéis imaginar, los lugareños asistieron estupefactos a semejante paseo que nos llevó hasta la Escuela (véase detallada iconografía).
La cena fue estupenda, los profes curraron mogollón cocinando todos los manjares y preparando mesas, sillas y todo adornadito con velas, ¡y es que preparar una cena para 30 personas no es fácil, pero ellos pueden con eso y mucho más! Charlamos agradablemente, reímos, hubo quien cantó. Jaime encendió incienso, lo que ayudó a crear un aura mágica alrededor de Guadalupe, y es que estuvo sacando de un diminuto bolsito decenas de regalos para todos (¡gracias por la pulsera!!).
Fue un cierre precioso para nuestras vacaciones musicales. No podíamos por menos que despedirnos con unas GRACIAS, que reproduzco a continuación:
Gracias a Brucker:
Gracias a Bruckner que fue el inspirador y germen de Musicosophia, gracias a él el Sr Balan inició el método de escucha consciente y análisis de la música.
Gracias a Bruckner por que con él entré yo en Musicosophia, en un seminario en San Florian, con su 4º sinfonía.

Gracias a Bruckner por traernos en este viaje a St Peter.
Gracias, por supuesto y primordialmente al Sr Balan y a nuestros profesores: Hubert, Gebhard y Lucian por toda su paciencia y buen hacer para transmitirnos su pasión por la música.
Gracias a Pilar López Novales y a Pilar García, que voluntaria y altruistamente han organizado este ciclo de formación q ya está terminando. Sin ellas y como dijo Gebhard, ¡no funcionaría nada!!
Gracias por último a todos los compañeros del curso con los que hemos compartido estos 4 años de aprendizaje de música y meditación, y también un montón de buenos momentos.
Se me olvidó aquel día mencionar a mi marido, a él también debo darle las gracias por haberme introducido en este mundo musical.

Hasta pronto y esperemos coincidir en un nuevo ciclo de formación.




Enviado por Sonia Ramos (Toledo)
Fotos que corresponden a las "Vacaciones Musicales"
celebradas del 10-13 de Agosto en Lindenberg. (St Peter)

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